La fecha se conmemora desde 1963 en honor al científico estadounidense Hugh Hammond Bennet, quien dedicó su vida a demostrar que el cuidado del suelo influye directamente en la capacidad productiva de los mismos.
En base a sus investigaciones, Hammond Bennet demostró las enormes consecuencias del agotamiento de la Tierra y logró la implementación de prácticas de conservación, apertura y desarrollo de consejos locales orientados al cuidado del suelo y el agua.
El suelo bajo nuestros pies es un mundo compuesto de organismos, minerales y materia orgánica. En base a estos organismos, se desarrolla de manera natural el proceso de síntesis toda la materia orgánica, para que el suelo se provea de nutrientes, lo que lo vuelve fértil para el crecimiento de las plantas.
Al emplear el suelo para el cultivo y el pastoreo, estos nutrientes se eliminan del suelo, por lo que se vuelve necesario realizar un seguimiento y gestión adecuados para revitalizarlos y hacer que las plantas futuras sean óptimas en contenido nutricional. De aquí que el suelo, como lo explicaba Hammond Bennet, sea fundamental para la sostenibilidad de los procesos productivos que nos proveen de alimentos y materias primas involucradas en la producción de muchos elementos que hacen a nuestro día a día.
Según Naciones Unidas, en los últimos 70 años, el nivel de vitaminas y nutrientes de los alimentos se ha reducido de manera drástica, y se estima que más de 2000 millones de personas en todo el mundo sufren de deficiencia de micronutrientes, también conocida como “hambre oculta” debido a que es difícil de detectar. La degradación y deficiencia nutricional en la tierra también conlleva a que esta pierda su capacidad de producir alimentos, generando un agravante para el problema de la hambruna y la desnutrición. Al igual que el exceso en la concentración de nutrientes crea un ambiente tóxico para las plantas, los animales, contamina el medio ambiente y fomenta los efectos nocivos del cambio climático.
Desde Fundación Biosfera trabajamos de forma constante y activa en la difusión de estas problemáticas. Resulta imprescindible que pasemos a la acción, desde nuestras comunidades, en colaboración de los sectores de gobierno y privados, y cooperando desde nuestros hogares y espacios de trabajo. Para concientizar y adoptar hábitos y políticas que respeten los ciclos regenerativos de los suelos; como también para hacer más sustentable y sostenible en el tiempo, el uso de esta pieza fundamental para el ciclo productivo del que formamos parte.